Prensa Leones del Caracas / Por José Manuel Fernández
Dentro del equipaje que llevará mañana a Estados Unidos, Ramón Cabrera contará con muchísima confianza, alcanzada en la reciente temporada con los Leones del Caracas, especialmente en el round robin donde fue el mejor bateador del equipo con .483 de promedio.
El lunes en Lakeland, Florida, Cabrera comenzará oficialmente el spring training con su nueva organización, los Tigres de Detroit, la cual lo adquirió vía cambio por el lanzador Andy Oliver. Las expectativas están por lo más alto y no es para menos, debido a que llegará a un ambiente minado de coterráneos que admira.
“Voy a tratar de aprender de la experiencia y jerarquía de peloteros como Miguel Cabrera, Víctor Martínez y Omar Infante”, estimó el receptor. “Quiero seguir avanzando”, añadió uno de los 29 leones que estarán en spring training.
Apenas terminó la campaña con los melenudos, regresó al cálido oriente del país para descansar y prepararse físicamente. “Estuve en El Tigre haciendo de todo un poco”, contó. “Lo bueno es que como la temporada terminó a finales de enero, ha sido fácil mantener la forma”.
Cabrera, de apenas 23 años de edad, comenzó la zafra como uno de los receptores suplentes de los capitalinos, pero a medida que le daban más tiempo de acción, fue demostrando su capacidad ofensiva, de hecho el manager Frank Kremblas lo usó como designado en la parte crucial del round robin.
“Después de la llegada de Kremblas recibí más oportunidades y pude demostrar mi capacidad”, estimó, quien en la postemporada ligó de 29-14 con par de dobles y otras tantas remolcadas. Fue, en efecto, una de las pocas excepciones en el slump ofensivo del Caracas, que terminó con promedio colectivo de .237 en enero.
“Fue muy difícil”, describió. “Yo pude batear, pero si el equipo no gana, no sirve de nada. La mentalidad de nosotros era quedar campeones por encima de todo”.
Es hora de pasar la página y enfocarse, totalmente, en su desempeño con Detroit. No hay secreto, el plan está en mejorar su destreza con la careta puesta. “Seguiré trabajando en los tiros a las bases”, reconoció quien en la pasada temporada retiró a 5 de los 18 que le intentaron robar una almohadilla. “Sé que puedo batear”, insistió el ambidiestro.
La última frase se refugia cómodamente en sus estadísticas. En los últimos cinco años en las granjas de Piratas de Pittsburgh, el hijo del slugger Alex Cabrera demostró que puede dar unas cuantas líneas. Su promedio global es .292, con porcentaje de embasado de .360 luego de 408 encuentros y 1440 turnos legales. Su mejor cosecha ha sido la de 2011 cuando quedó líder bate de la Florida State League (Clase A Fuerte) con .343 de average.
Ahora toca esperar y ver cómo le va en Detroit, organización que lo recibirá mañana con los brazos abiertos.
Dentro del equipaje que llevará mañana a Estados Unidos, Ramón Cabrera contará con muchísima confianza, alcanzada en la reciente temporada con los Leones del Caracas, especialmente en el round robin donde fue el mejor bateador del equipo con .483 de promedio.
El lunes en Lakeland, Florida, Cabrera comenzará oficialmente el spring training con su nueva organización, los Tigres de Detroit, la cual lo adquirió vía cambio por el lanzador Andy Oliver. Las expectativas están por lo más alto y no es para menos, debido a que llegará a un ambiente minado de coterráneos que admira.
“Voy a tratar de aprender de la experiencia y jerarquía de peloteros como Miguel Cabrera, Víctor Martínez y Omar Infante”, estimó el receptor. “Quiero seguir avanzando”, añadió uno de los 29 leones que estarán en spring training.
Apenas terminó la campaña con los melenudos, regresó al cálido oriente del país para descansar y prepararse físicamente. “Estuve en El Tigre haciendo de todo un poco”, contó. “Lo bueno es que como la temporada terminó a finales de enero, ha sido fácil mantener la forma”.
Cabrera, de apenas 23 años de edad, comenzó la zafra como uno de los receptores suplentes de los capitalinos, pero a medida que le daban más tiempo de acción, fue demostrando su capacidad ofensiva, de hecho el manager Frank Kremblas lo usó como designado en la parte crucial del round robin.
“Después de la llegada de Kremblas recibí más oportunidades y pude demostrar mi capacidad”, estimó, quien en la postemporada ligó de 29-14 con par de dobles y otras tantas remolcadas. Fue, en efecto, una de las pocas excepciones en el slump ofensivo del Caracas, que terminó con promedio colectivo de .237 en enero.
“Fue muy difícil”, describió. “Yo pude batear, pero si el equipo no gana, no sirve de nada. La mentalidad de nosotros era quedar campeones por encima de todo”.
Es hora de pasar la página y enfocarse, totalmente, en su desempeño con Detroit. No hay secreto, el plan está en mejorar su destreza con la careta puesta. “Seguiré trabajando en los tiros a las bases”, reconoció quien en la pasada temporada retiró a 5 de los 18 que le intentaron robar una almohadilla. “Sé que puedo batear”, insistió el ambidiestro.
La última frase se refugia cómodamente en sus estadísticas. En los últimos cinco años en las granjas de Piratas de Pittsburgh, el hijo del slugger Alex Cabrera demostró que puede dar unas cuantas líneas. Su promedio global es .292, con porcentaje de embasado de .360 luego de 408 encuentros y 1440 turnos legales. Su mejor cosecha ha sido la de 2011 cuando quedó líder bate de la Florida State League (Clase A Fuerte) con .343 de average.
Ahora toca esperar y ver cómo le va en Detroit, organización que lo recibirá mañana con los brazos abiertos.